Si el Senador Catón el Viejo viviera y fuera elegido como diputado a Cortes estamos seguros que pronunciaría al final de sus discursos "Ceterum censeo Ductor esse delenda". Vivimos tiempos de guerra y paz, de juegos de tronos y de tramas púnicas.

D. Pablo Iglesias Turrión que atendiendo al significado de su estirpe busca el embate continuo y repetitivo, de manera profusa, para cornear a sus oponentes, sigue siendo tozudo y cabezón y de ideas fijas al tratar de destruir al PSOE, a Izquierda Unida y al mismo Estado.

Representa un antisistema erigido en potencial presidente del sistema constitucional español. La paradoja del destino y la lucha por el poder animan a este fan del género de fantasía heroica de la serie de Televisión en la cual SE basa para su "Political strategy".

Desmontar, desconstruir, deshacer analíticamente los elementos que constituyen la simple estructura conceptual de Unidos-Podemos es una exigencia ética, Unidos-Podemos conquista a las masas y promueve su adhesión gracias a la sencillez de su discurso y tiene en su pueblo su mejor aliado, un aliado que apuesta, sin mayor reflexión política, por esta opción solo por el hecho de estar desilusionado, indignado o llanamente "cabreado. El fondo de este artículo de opinión intenta de forma breve y concisa desenmascarar al nuevo "Caudillator". No podemos ser amigos del mal, al mal hay que dar maldad.

La crisis económica ha creado las condiciones para el caudillismo de Iglesias y su iglesia podemita. Conocida era la deriva autoritaria de una izquierda irredenta que se reclama heredera de los vencidos de la guerra civil, en un eterno retorno. Pero lo que se escapa a las Sophie Scholl que afrontan el caudillismo hitleriano es lo que Unidos-Podemos representa del retorno apenas encubierto de la falange populista.

Al igual que Jose Antonio Primo de Rivera vindicaba desde su posición privilegiada de hijo del dictador, Pablo Iglesias y su gremio Complutense se revelan contra el pacto de clases entre la clase media intelectual y las élites que han hecho posible la democracia en este país. La proletarización de tantos profesionales encuentra en la corrupción Complutense el alfoz para vindicarse como profesores de la masa que han venido a llamar pueblo. Cada dictador emergente elige a su pueblo decía Max Frisch designa quien es su pueblo, siendo "la situación actual desesperada porque no sabemos si habrá futuro". Mal pagados, instrumentando la Facultad de Ciencias Políticas han venido experimentando cómo hacer para poner al país de rodillas. Se reclaman víctimas. Si no alcanzaban los méritos para situarse como Monedero, al menos disfrutarán de los beneficios que procura el control del Estado.

La España atávica retorna sobre sus pasos, al pasado, a convertir la historia de este país en una memoria de víctimas, sean de la guerra civil, del franquismo, del terrorismo o de Blas de Lezo. Vivimos una nueva tragedia social. Todos somos víctimas, de la política, del sistema educativo, de los bancos.

Víctimas sin memoria, víctimas colectivas y amnésicas, que no recuerdan que el fascismo surge hoy de la socialdemocracia, como antaño surgió del sindicalismo socialista y utópico de André Sorel el mismo que inspiró a Mussolini: la fascinación de la nación y la violencia, el pueblo en armas; las fuerzas de choque en la reserva que como todo ente colectivo despierta el imaginario y hace de los individuos verdugos fascinados por la violencia, los bódalos y los alfones Tiempo de naciones irredentas que nunca fueron, a los que se les quita lo que nunca tuvieron.

La nación podemita confunde los símbolos y las etiquetas como Hitler, un nuevo saludo, como Pablo Iglesias, una vindicación de la patria nacional-socialista, como Primo de Rivera con su bandera roja y negra, como Mussolini en sus camisas azules, ahora moradas. No hay nación sin inventar el lenguaje que unifica, el puño en el pecho, el corazón arco-iris, la fábrica del amor, para confundir el sexo y el seso de sus acólitos pronto a ser redimidos por el gran timonel en esa invocación de Pol-Pot y Stalin que traerá a un hombre nuevo en medio de la ruina de todos.

Podemos es la cosa política y la moda su catálogo; arrastrados por su propio narcisismo Unidos no es el programa ni el texto, es el icono y la consigna; Podemos no es el discurso racional sino la adhesión de las masas informes seducidas por la apariencia externa del body-painting, del meta-piercing, del hair-look, del hipster-climbing. Su caudillo se les parece tanto que quedará como la expresión de lo siniestro, el imperio feista de la siniestra frente a la guapera diestra. Iglesias que encarna el papel de sumo sacerdote que cura las heridas del liberalismo económico sacrificando en su altar místico a la clase media de la que se amamantaron él y sus diáconos.

La política cosificada, modelizada en un catálogo, no en un programa, con emoticonos y sin texto, el eslogan del círculo, arcaico, no hay discurso, solo queda un corazón sin pecho, la sinrazón. No hay esencia, solo forma informe. Hoy Iglesias, Errejón, Monedero y sus alumnos complutenses entrenados en la lucha callejera de las huelgas estudiantiles del SEU encarnan ese nuevo peronismo, esa duplicidad entre Eva Perón espejo de su creador que le dio nombre y la sacó del prostíbulo.

Encarnan la quinta casta social y política dueña de la verdad suprema que amenaza la condición racional humana, que busca el sacrificio de ese pueblo elegido con vocación suicida.

Iglesias se declara peronista. Ya dijo el expresidente uruguayo Múgica, que el peronismo no es una ideología, es un sentimiento y así Iglesias es la risa, la risa fácil de quién cree en la mística del poder. Lo que realmente le importa es ocupar los sillones que en su inefable ingenuidad controlan los resortes del Estado, la judicatura, el CNI, la economía. No importa el programa que a lo sumo puede convertirse en catálogo de ideas asociadas al marketing de la obsolescencia programada. Tratan de ocultar el miedo y el terror que representan los vendedores de la nueva patria catalana: "toda transformación constitucional profunda pide muertos" (López Bofill, Profesor de ERC). Miedo da esa indefensa democracia que ya Goebbels utilizó para extinguirla: sepan y conozcan todos que votar a Podemos es robar el futuro de los ciudadanos y ciudadanas de España.

Podemos y su grito gregario "Si se puede" es la actualización del fascismo de los años 30 acoplado a la nueva situación económica, social y tecnológica de España, que tiene sus socios en la ultraderecha austriaca, en el lepenismo. Arañe el lector la apariencia para descubrir la coherencia interna de los discursos. Iglesias bebe de las fuentes autoritarias de los dictadores, aprovecha el declive social para simular una alianza con las bases populares, se apoya en sindicatos de corte mafiosa como CGT con la anuencia de CCOO y la siempre ambigua UGT, que viven del capital del Estado, de los impuestos, no de sus afiliados y simpatizantes, al igual que hizo Perón y sus propuestas de mejora salarial, una relación de dependencia mutua es la base social de Iglesias. Los sindicatos son los medios de comunicación que utilizó Perón para establecer esa relación imaginaria con los descamisados para acrecentar su capital social. Pablo Iglesias se declara peronista. El no hace política, es "podemita".

Descubrimos el Pablo Iglesias que ha construido una maquinaria para su particular asalto al poder. Su discurso no es diferente del de Mussolini cuando se sabía socialista "El sindicalismo no puede ser un fin en si mismo: o se agota en el socialismo o en la corporación fascista". Obviamente el término fascismo se evita, pero la corporación está ahí. La España de los gremios que desdeñan la innovación y la competitividad. El corporatismo social de Iglesias es la raiz de una ideología actualizada que sustenta los regímenes autoritarios.

Es innegable que la filosofía filo-fascista está en el origen de su éxito social entre las clases más desfavorecidas que sustentan en masa el apoyo político que necesita pero al mismo tiempo esta base social le permite construir una estrategia neonazi para el acoso político a los oponentes, bien reventando conferencias, bien realizando "escraches", bien intimidando o insultando directamente bajo el paraguas de la libertad. Ya cuentan con las fuerzas de asalto al poder dispuestas a poner firmes a sus enemigos políticos. Las confluencias, los grupos antisistema marcan el territorio mediante el aerosol y sus grafitis no se diferencian de las pintadas en los comercios judíos de la época hitleriana.

La historia no para de repetirse. Los regímenes autoritarios se abren paso en diferentes ciclos económicos gracias a la aparición de líderes que buscan la oportunidad para crear nuevas redes clientelares que permitan su permanencia en el poder.

Viendo el documental "Manual de Instrucciones de la política" de Podemos, se descubre la Iglesia de la Cienciología, que pretende evangelizar a la población desheredada utilizando el género de propaganda que ya inventó Riefenstahl. Se propone el camino hacia la felicidad, la risa, la emoción de cambiar todo para que todo siga igual, un documental financiado por un personaje siniestro, Roures, el portavoz que controla la Sexta que apoya la secesión para levantar su negocio.

Existen elementos, no juicios de valor, para interpretar que el origen de Podemos se inspira en los conceptos elementales del fascismo histórico, que busca aniquilar cualquier pensamiento político y social, imponiendo el juicio único sobre la situación social de España, que busca dominar la conciencia mediante un lavado sistemático del cerebro.

Lean los textos históricos de la nueva falange, "La riqueza tiene como primer destino -y así lo afirmará nuestro Estado- mejorar las condiciones de vida de cuantos integran el pueblo. No es tolerable que masas enormes vivan miserablemente mientras unos cuantos disfrutan de todos los lujos." Que difunde su catecismo "La banca debe ser un servicio, no un negocio", que copia los postulados de la propaganda fascista "Garantizaremos el derecho a un hogar familiar digno e inembargable para todas las familias españolas. Llevaremos a cabo un Plan de urgencia contra los desahucios para proteger al eslabón más debilitado de nuestra sociedad." Con ideas indiferenciadas, "Apoyaremos y fomentaremos la creación de empresas, con preferencia del modelo cooperativista en el que los trabajadores sean dueños de su propia empresa y usufructuarios de su esfuerzo y trabajo". El viejo concepto de patriotismo que defiende Iglesias se añade al conjunto de su programa político entresacado de las mejores líneas del populismo y heredero de los postulados de programa de la Falange de 1934.

¿Quién de los lectores discrimina que partes del ideario pertenecen al programa de IKEA y cuáles a los asertos fascistas de la preguerra?. Iglesias es ¿peronista?, ¿falangista?, ¿fascista?. Tendríamos que pasar cuatro años de desdichas para corroborar lo que a todas luces es una farsa política, una apropiación indebida de las conciencias de un pueblo empobrecido y manipulado por los estrategas de la muerte, de las calaveras que pronto adornarán sus gorras. Reír, reír, Reich malditos españoles pronto vuestro corazón será vendido en el mercado de la política, en la feria de las vanidades de estos nuevos poderosos que se proclaman salva patrias.