Los sucesos de octubre dejan estampas memorables en la retina de todos los españoles, estampas que resultan ser indicios del porvenir mas que retratar incluso el instante que representan. Cabe decir sin miedo a equivocarse que la astucia de la razón ha vencido una vez más a la astucia de la sinrazón. Mas, el estratega pujolista de la insurrección catalana, agoniza tembloroso ante un patrimonio acumulado sobre el expolio de los catalanes amenazado por la justicia a la que debe dar explicaciones entretanto Hacienda investiga la donación que le permita pagar la multa administrativa. No puede desvelar que esa donación es una ridícula expresión de retorno de su política pública de subvenciones y sobornos. Ni siquiera un títere va ahora a servirle.

Sánchez descubre sin pudor que lo que se jugaba en la escena nacional no era una negociación federalista con quienes no quieren ser federalistas, la oligarquía dirigente de convergencia que ha visto incrementar sus beneficios ostensiblemente con la democracia y que reclaman administrar todo el pastel, asistidos del partido de izquierdas con mas millonarios en la escena catalana, la CUP que después de haber descubierto la retórica del amor libre se han aprestado a renunciar sobre el papel a su vida lujuriosa de los ricos mas ricos. Sánchez, con buen sentido, ha declarado que no hay nada de izquierdas en la secesión catalana. Mas vale tarde que nunca. De reojo de los peligros de una España federal, el PNV, al mando de Urkullu, teme que se le reclame lo que en rigor debe a todos, su contribución equitativa al Estado del que nutre su presupuesto y sus privilegios.

El olfato de Rajoy, asistido de una de las plantillas de ministros mas competente de la democracia, permite esbozar que juicio histórico merecerá Rajoy en un contexto en el que ningún otro habría sobrevivido. La historia avalará la estrategia del Gobierno Rajoy si logra, como indican todos los indicios, la reintegración de Cataluña al proyecto democrático. La convocatoria de elecciones ha dejado inermes a los que querían enquistarse en el beneficio público, en detrimento de todos. Se sabrá entonces, sabrán entonces los herederos de los desgobiernos mediocres y el pueblo ciego del que se sirvieron, que el Gobierno Rajoy no sólo redujo primero y evitó después la ruina económica y la depauperación social sino incluso la guerra civil, una guerra civil insólita en el espacio europeo, que habría dejado de nuevo, un inevitable efecto a los mismos perdedores de siempre, los trabajadores barriobajeros de habla castellana, ajenos al seny suicida de sus dirigentes de apellidos payeses o de sus dirigentes conversos homicidas.

No pocas lecciones se derivan de estas estampas. Con perplejidad, los electores mas conscientes del PSOE han descubierto que el funambulismo del PSOE se halla en el origen de las infecciones mas endémicas de la democracia española. En efecto, nadie podía pedir a Miquel Iceta que mostrara un atisbo de inteligencia, que no pidiera diálogo para reequilibrar una balanza imposible entre quienes han trabajado desde dentro del partido por su destrucción, la franquicia reaccionaria del PSC con Nuria Parlón y el clan maragalliano acostumbrado a sus maragalladas, que ha infectado durante años la autonomía catalana. La destrucción de la democracia en Cataluña ha venido siendo paralela a la destrucción desde dentro del PSC infestado de oportunistas que transitaban entre partidos, personajes tales como Ferrán Mascarell, para reinstalarse en ese horizonte que creen al alcance de la mano. Siempre jugando con la identidad en busqueda de su particular beneficio, el PSC debería haber sido disuelto cuando Rubalcaba quiso evitarlo con la declaración de Granada. Es el caso que el PSC es, mas que nunca, un partido nominalista, que se dice socialista y defiende el proyecto subversivo del nacionalismo catalán subiéndose a un carro que veían imparable. Iceta naufraga entre ambos simulando una historia que no le pertenece, con la derecha homenajeando a Companys, con 8500 asesinatos a sus espaldas como dirigente de ERC, y más de una docena de penas de muertes firmadas por su mano, y con la izquierda vendiendo su marca de origen como si de ese modo quedara eximido de su responsabilidad. Estamos asistiendo a la decadencia absoluta de este socialismo simulado. La tentación de gobernar la autonomía catalana fue siempre tan fuerte que cualquier pacto les es útil, con amigos o enemigos, sea en el Gobierno de la Generalidad, sea en los Ayuntamientos. Picaron el anzuelo del pacto del Tinell desconociendo que aislando al PP, se aislaban a sí mismos, porque su único discurso es un discurso anti-PP. Como ahora, no apoyan los Presupuestos, que todavía no se han presentado!!!. La lucidez de Margarita Robles es memorable, un residuo de vida judicial. Montilla representa como nadie ese espíritu del que se vende siempre a sí mismo con una absoluta ausencia de valores. ¿Puede extrañar que los mismos que claman por el diálogo y han dado oxígeno a los golpistas huyan del partido convencidos de que es la mejor forma de situarse en el futuro de un nuevo Estado?. Sánchez representa el funambulismo del PSOE, entre defender la patria común y democrática de los españoles o amparar a los que buscan únicamente su renta, un funambulismo que circula sin solución de continuidad entre demonizar el Gobierno de Rajoy y evitar defender abiertamente la democracia y el Estado constitucional. Ahora, toca salvar los muebles, a sabiendas de que está herido de muerte por la mezquindad de los socialistas catalanes que dejaron de serlo. La realidad es mas fluida que su pensamiento.

La Constitución necesita profundas reformas. Es una pésima Constitución, y, sin embargo, podía ser que fuera la única posible. Reformas federalistas en el sentido clásico, pero no reformas orientadas a satisfacer los independentismos. El federalismo siempre ha fracasado en España desde Pi y Margall porque un Estado Federal representa un conjunto de responsabilidades comunes para todos los territorios, y no una España asimétrica. El PNV es un valladar a esa España simétrica de derechos iguales para todos sus ciudadanos. Resulta inverosímil que el PNV reclame una patria vasca en cada oportunidad, cuando de sus filas creó ETA en 1958, cuando contribuyó a su sostén práctico, incluso contra el genio personal de Mario Onaindía, cuando no contribuye en modo alguno al presupuesto nacional y detrae recursos del Estado para obtener aquello que no está dispuesto a sufragar, sea la policía autonómica, o las infraestructuras. Cuenta con todos los beneficios y ventajas sin pagar por los costes, como se observa en las balanzas fiscales y en los acuerdos del cupo. Resulta todavía más hiriente que Navarra contribuya en mayor medida al presupuesto público que la propia Comunidad Vasca y que se concite una y otra vez contra la España federal. ¿Pueden los socialistas representarse que los enemigos de la sociedad abierta son los mismos que ven amenazado su estatus en una reforma federal de la Constitución?. Ni siquiera la monarquía es un enemigo del federalismo, los enemigos del federalismo son el PSC, la mafia convergente, la subversión rampante del simulador cristiano de Esquerra, los enemigos podemitas de la democracia y los antisistemas del tanto mejor cuanto peor. ¿Es posible imaginar que los socialistas recuperarán la cordura para buscar soluciones en lugar de contribuir al enquistamiento de los problemas?