La política catalana se planifica en la alcoba, en el mismo colchón. Los secretos de alcoba de la política catalana han hecho carne en el universo mítico del independentismo. Sabido es que los cónyuges en el matrimonio de apariencia estable y monogámico deben contribuir a levantar las cargas del matrimonio. La sociedad política catalana ha resuelto el problema promoviendo la gestión matrimonial de los asuntos públicos. Familias existen que se reparten los puestos de confianza, las consejerias, los ayuntamientos y las diputaciones. Cualquier poltrona desde la que llevarse la mordida salarial sirve al propósito en las organizaciones nacionalistas PdeCat, ERC, Podem o CUP, por turnos y en concurrencia. El nepotismo es marca catalana. Campa a sus anchas para sostener el estado del bienestar de sus mas directos familiares. La Carmena que juega con las palabras para confundir a propios y extraños ha hecho lo propio. El nepotismo del político catalán no acepta imitaciones. Las maltrechas espaldas de los españoles de Cataluña tienen que soportar las mordidas de los comisionistas, una subida de la vivienda del más del triple que en el resto de España, y los peajes de la catalana Abertis, el combustible, el agua y la comida para aislarse del resto del país levantando una barrera inflacionaria que a su vez alimenta el discurso del expolio. Cataluña tiene ladrones propios, no necesita de los ajenos, y políticos que buscan su exclusivo beneficio, no en vano se creen intelectualmente superiores, de una raza distinta. Todo es mas caro en Cataluña porque no existe la libre competencia, los horarios comerciales se restringen en defensa del propietario local, el alfoz del que se vanagloriaba Pujol. Las políticas impositivas son superiores al resto de la comunidades, y la gestión pública no sólo es notoriamente deficiente como se pone de manifiesto en las políticas sanitarias y educativas, sino que además trata de defenderse expropiando la nacionalidad española a todos los catalanes.

Cataluña, la comunidad mas corrupta de España quiere legitimar la república de la estafa, condonando deudas y exonerando de delitos a cuantos defienden la patria catalana. Que no les toquen el patrimonio a los consejeros dimisionarios y destituidos que trabajo les ha costado sustraerlo. El catálogo es interminable. Los modos y maneras darían lugar a un tratado jurídico. Lo que se conoce del tráfico de influencias es la punta del iceber de una sociedad política que basa su discurso sobre la construcción mitológica del territorio catalán. La casta politica catalana se vertebra en torno a parejas. Burguera es la esposa de Enric Ticó, Núria Betriu y su íntimo amigo Sixte Cambra, Núria Olivella y su marido Oriol Puig, cuñada de Felip Puig y las esposas del mismo Vicenta Llanas y Josepa Ninou. Núria Betriu, esposa de Manel Prat. Assumpta Farran esposa de Pere Macias. Josep Rull esposo de Meritxell Lluís. Jordi Jané y su esposa Margarida Gil. Baiget y su esposa Josefina Valls. Joaquim Bohils marido de Marta Pascal. Carles Puigdemont y su mujer Marcela Topor. Helena Rakosni, esposa de Artur Mas. Jordi Ausàs y su mujer. Son algunas de las parejas que encuentran acomodo en el sistema clientelar de la Generalitat.

Es la separación de bienes del escenario matrimonial catalán con transacciones internas múltiples, la unión de intereses políticos y crematísticos personales lo que alimenta la política y el bolsillo privado de sus dirigentes. La carta de presentación de sus políticas laborales forma parte de la identidad catalana. Colau da empleo a su pareja y al marido de su sobrina y el vicealcalde a su pareja y así sucesivamente. Tal vez es su única oportunidad, el resultado de esta lotería debe asegurar dividendos futuros. Subidos al carro del nacionalismo se ha extirpado el corazón a los catalanes que han visto como su vida se ha empobrecido al tiempo que los adminsitradores politicos se enriquecían.

El nacionalismo busca extender sus tentáculos a través de la endogamia. Se contrata a catalanes de pura cepa en detrimento de los expertos que proceden de otras provincias. Se busca limpiar el mapa laboral, la escuela, la administración, la prensa, la policía, y la calle de cualquier vestigio español, castellano parlante o charnego, turista o humano. Es una forma de limpieza étnica que finalmente amenaza el desarrollo económico y la paz social. El silencio es la manera de acallar la protesta de la inmensa mayoría que ve en este delirio psicópata una manera de acabar a la vez con el talento y la diversidad humana.